jueves, 15 de noviembre de 2007

EL CINE DIGITAL




Cine digital

El cine digital es aquel que utiliza la tecnología digital para grabar, distribuir y proyectar películas.
Generalmente, se caracteriza por la alta resolución de las imágenes, porque prescinde de algunos aspectos asociados a la proyección mecánica de las películas y por las sobresalientes posibilidades de posproducción por medios informáticos.
El cine digital se graba utilizando una representación digital del brillo y el color en cada píxel de la imagen, en lugar de quedar fijada por emulsión química en el filme de celuloide tradicional. La película final puede ser distribuida vía disco duro, DVD o satélite, y puede proyectarse usando un proyector digital en lugar del proyector tradicional.
Un formato común para trabajar en post-producción digital es el DPX , el cual representa la densidad del negativo escaneado en un formato de 10 bits. También es frecuente que se utilice un archivo para cada frame, que puede alcanzar los 20 o 50 megas.
Las películas de bajo presupuesto y con medios limitados están cada vez más siendo rodadas en digital (aunque a menudo no sean cámaras de alta definición). Con la creciente popularidad de esta tecnología en los últimos tiempo, los festivales especializados en cine digital son hoy comunes por todo el mundo. El pionero y mayor de ellos es el Onedotzero, celebrado en Londres desde 1996. Por el momento, muchos objetivos de las cámaras electrónicas no se fijan en este mercado. El público al que se dirigen es generalmente el de festivales sin ánimo de lucro y las piezas se frecuentan más a menudo en vídeo que en cine. Cuando estos productos se lanzan al mercado es casi siempre en formato DVD cinta, por lo que se les puede considerar productos para televisión sin emisión.





Desarrollo de la tecnología digital


Los comienzos en los años 80


Aunque el fenómeno del cine digital ha recibido una gran publicidad en los últimos años, no es realmente un nuevo concepto: antes de ser reintroducido como “cine digital” a finales de los 90, se le conoció durante años como “cine electrónico”.
Sony se lanzó a comercializar el concepto de “cine digital” ya a finales de los 80, usando cámaras HDTV analógicas basadas en tubos, con más bien poco éxito en un principio. No fue hasta 1998, al ser capaces de desarrollar y comercializar cámaras CCD manejables de 1920x1080 píxeles que incluían grabadoras HD Digital Betacam, cuando la industria comenzó a tomarse en serio este nuevo medio. En cualquier caso, al estar basadas en las antiguas tecnologías digitales, esta temprana tecnología digital no ofrecía grandes diferencias, incluso en lo referente a la calidad de imagen.
Desde finales de los 80 hubo varios proyectos cinematográficos, en cierto sentido experimentales, que usaban tanto cámaras como proyectores digitales, pero ninguno con gran éxito comercial. Una de las primeras proyecciones verdaderamente digitales fue el cortometraje Driven Together, de David M. Kaiserman, en 2000. La primera secuencia que utilizó secuencias generadas por computadora fue
Tron, producida por la Disney en 1982. Se utilizaron casi treinta minutos de animación generada por computadora, en combinación con los personajes del filme. Aún así, la película contiene menos imágenes generadas por computadora de lo que generalmente se pudiera suponer, ya que realmente muchos de los efectos que parecen haber sido hechos por computadora fueron creados usando efectos ópticos tradicionales: con una técnica conocida como "animación con luz de fondo", las escenas en vivo dentro del mundo de la computadora fueron filmadas en blanco y negro, impresas en películas de formato grande y alto contraste, después coloreadas con técnicas tradicionales de fotografía y técnicas rotoscópicas, consiguiendo así un aspecto “futurista” y “tecnológico” (al menos para los parámetros del momento). En cualquier caso, el proceso fue inmensamente laborioso y no ha sido repetido por ninguna otra película; con tantas capas de alto contraste y negativos de formato grande, se necesitaron grandes cantidades de filme cinematográfico, aumentando el coste sobremanera. Para crear esta película, Disney tuvo que adquirir la Super Foonly F-1, una cámara de la serie PDP-10 de la más puntera tecnología en su momento. Aunque hoy pueda parecer algo tosca (y sin entrar a valorar temas creativos o de guión), la película ha sido ovacionada por ser un hito en la animación por computadora. Y aunque la película inicialmente no tuvo éxito, se ha convertido en filme de culto por ser pionero en el uso de gráficos generados por ordenador, inspirando muchos populares videojuegos.

Los 90: la expansión del digital


En los años 1990, el cine comenzó un proceso de transición, del soporte fílmico a la tecnología digital. Aunque el primer film con efectos especiales digitales fue Tron, ya en 1982, no fue hasta mediados los noventa donde la tecnología digital desembarcó en la industria cinematográfica, ya sea en grandes producciones que hicieron uso extensivo de la tecnología digital, como las nuevas películas de Star Wars o Matrix, hasta la películas hechas íntegramente en computadora, de la mano de Pixar y otras compañías. Mientras tanto, en el ámbito del video doméstico, surgió un soporte digital, los DVD aparecen como nuevo estándar.
Hoy en día, Estados Unidos se prepara para equipar todas sus salas con proyectores digitales, y los fabricantes hacen líneas especiales de cámaras digitales para cine profesional, controladores de colorimetría y ediciones para sustituir la película. Los diferentes formatos de HD, respecto al viejo 35 mm, ofrecen presupuestos más bajos, facilidad de manipulación en el montaje, agilidad en el tratamiento y facilidad de introducción de técnicas de síntesis digitales.
George Lucas y James Cameron, por ejemplo, han utilizado estos sistemas de HD que gran calidad, de tal manera que el resultado final es casi idéntico al film en algunos casos. Otros directores, como Steven Spielberg se rehúsan a migrar al digital y siguen haciendo sus películas en film, e incluso editando en moviola.

La actualidad


Teniendo en cuenta los constantes impulsos a la tecnología digital año tras año, parece que el futuro del cine es ser digital en los próximos 10 o 20 años. En cualquier caso, el cine digital todavía tiene que recorrer bastante camino antes de reemplazar por completo al celuloide: durante los últimos 100 años todas las películas han sido grabadas en filme tradicional y todos los estudiantes de cine han aprendido cómo manejar una cámara de 35mm; sin embargo, la tecnología digital, especialmente el equipo de alta definición, todavía no ha tenido tiempo de conseguir una extensa aceptación, pese a que la creciente popularidad de la vídeo-cámara de alta definición (de menos de 2048 píxeles horizontales) en el campo de la televisión ha incentivado ciertamente el desarrollo en cine de las cámaras de 4096 píxeles y más, así como la tecnología de post-producción. Los primeros sistema de película digitales escaneaban las imágenes la cámara grababa y transferían estas imágenes para la proyección. Los actuales sistemas usan tanto cámaras digitales como proyectores digitales. Los proyectores digitales capaces de una resolución de 2048 píxeles horizontales comenzaron a desarrollarse en 2005 y su avance es cada vez más acelerado. La televisión y los discos de alta definición están ejerciendo una fuerte presión para que los cines ofrezcan algo mejor que sea capaz de competir con la alta definición doméstica. Una sala de cine digital debe ser capaz de ofrecer a la audiencia alta definición de vídeo, de audio, subtítulos y otras características, amén de actualizarse continuamente con los últimos avances tecnológicos (mejoras en la definición, cifrado por parte de los distribuidores...).
Con la rápida difusión del digital y la proliferación de formatos, el Digital Cinema Iniciativas (DCI), trabajando junto con miembros del comité SMPTE de protocolos, publicó un sistema de especificaciones que han adoptado las mayores productoras estadounidenses. Resumiendo, los protocolos indican que las imágenes sean codificadas con el estándar ISO/IEC 15444-1 "JPEG2000" (.jp2) y que se use el espacio de color CIE XYZ a 12 bits por componentes codificado en una gamma de 1/2.6; que para el audio se utilice el formato “Broadcast Wave” (.wav) a 24 bits; también hablan de el cifrado y otros detalles técnicos.



Esta tecnología es una de las revoluciones más sorprendentes del medio, según opinan diversos productores de cine.


El nuevo formato digital junto con las técnicas cinematográficas de iluminación y corrección de color logran increíbles resultados, aumentando las posibilidades creativas en el quehacer fílmico y reduciendo los costos de producción (efecto de la disminución de equipo y del personal técnico requerido). Su riqueza radica en el potencial inagotable de su exploración, y al igual que toda evolución en la historia de la cinematografía, parte de un avance tecnológico.


¿Ya está disponible en el mercado?


Hoy en día, el rango de opciones disponibles para los cineastas independientes es cada vez mayor gracias a la amplia variedad de cámaras digitales disponibles en el mercado, desde DV y DVCAM hasta alta definición pasando por Betacam Digital. Las imágenes captadas por estas cámaras deben ser transferidas a película de 35mm para permitir su reproducción en una pantalla de cine.


¿y quién más las ha utilizado?


Como ejemplos del uso que se ha hecho del equipo digital, podemos mencionar:
Para la grabación de Danzando en la obscuridad, de Lars Von Trier (que obtuvo la Palma de Oro en Cannes como la mejor película), se utilizaron varias unidades DVCAM modelo DSR-PD100A.
Mike Figgis (director de Living las Vegas) grabó la increíble historia de Time Code 2000, empleando cuatro DVCAM de manera simultánea para grabar cuatro historias diferentes al mismo tiempo.
Win Wender combinó DV, DVCAM y Betacam Digital para producir uno de los más exitosos documentales en la historia, Buena Vista Social Club.
Y la segunda película digital de Latinoamérica, La perdición de los hombres (también de Arturo Ripstein), fue realizada en DVCAM, resultando ganadora en la categoría de mejor película en el Festival de San Sebastián.

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